Aunque la obesidad infantil es consecuencia multifactorial, la adiposidad materna es un factor de riesgo significativo; e incluso también existe una asociación entre la obesidad materna y el desarrollo cognitivo-neurológico a largo plazo de los descendientes.
Pese a que a simple vista, los rasgos y características más habituales medibles en un bebé al nacer (peso, altura, circunferencia de la cabeza…) se puedan mantener igual en los bebés de madres con sobrepeso y obesas en comparación con las madres de peso normal (establecido a partir del índice de grasa corporal y el IMC), la expresión de genes y firmas epigenéticas en el cordón umbilical y cerebro son influenciados por los hábitos y características de la madre, donde la obesidad juega un papel principal.
El cordón umbilical tiene semejante genoma de ADN, con sus correspondientes metilaciones, que la materia blanca del cerebro. Las metilaciones son modificaciones y/o diferencias observadas en una cadena de ADN que caracterizan a un nuevo ser y que se asocian con alteraciones epigenéticas en los genes implicados en el desarrollo del sistema nervioso.
Índice
La sustancia blanca (o materia blanca) del cerebro
La materia blanca es una parte del sistema nervioso central compuesta de fibras nerviosas mielinizadas (cubiertas de mielina). Las fibras nerviosas contienen sobre todo muchos axones (un axón es la parte de la neurona encargada de la transmisión de información a otra célula nerviosa).
La llamada sustancia gris, en cambio, está compuesta por somas y cuerpos neuronales, que no poseen mielina, y se la relaciona más con el procesamiento de la información.
La materia blanca afecta activamente a cómo aprende y funciona el cerebro, mientras que la materia gris está asociada principalmente con el procesamiento y el conocimiento. De esta manera, la materia blanca modula la distribución de los potenciales de acción, actuando como un retransmisor y coordinando la comunicación entre las diferentes regiones del cerebro.
En estudios recientes (ver fuentes) se ha examinado a partir del estudio del ADN umbilical y escáner cerebral la relación entre la obesidad materna y el desarrollo de la materia blanca en los recién nacidos, observándose que el desarrollo de la materia blanca del bebé se correlaciona inversamente con la adiposidad materna.
Déficit de atención, bajo rendimiento cognitivo y retraso de la madurez intelectual
Estos hallazgos vienen a apoyar los ya conocidos estudios sobre el desarrollo neurológico, que sugieren asociaciones entre la obesidad materna y la reducción del desarrollo cognitivo y el retraso en la madurez intelectual de los niños, algo que puede persistir en edades posteriores.
Por ejemplo, el IMC antes del embarazo materno se asoció negativamente con el rendimiento cognitivo de los niños a los 5 y 7 años, así como con un mayor riesgo de síntomas de falta de atención y dificultad para expresar emociones entre los 3 y 5 años.
Los mecanismos moleculares que vinculan la obesidad materna y el desarrollo neurológico de los niños están siendo objeto de investigación actualmente para ser mejor entendidos. Lo que sí parece claro es que la adiposidad materna antes del embarazo afecta a los sistemas de recompensa del hipocampo cerebral y a la inflamación del hipotálamo de la descendencia, lo que retrasa y disminuye la diferenciación de células progenitoras de oligodendrocitos (encargados de formas bandas de mielina) y, por lo tanto, también la mielinización de la materia blanca.
Prediciendo la obesidad infantil
Como hemos dicho en la primera frase del artículo, a mayor sobrepeso (u obesidad) de la madre en el momento de quedar embarazada, mayores probabilidades de que el/la niño/a tenga sobrepeso u obesidad. El escáner cerebral muestra que este tipo de diferencias estructurales detectables en el cerebro preceden a la obesidad infantil y son un buen indicador de las probabilidades de obesidad infantil; motivo aún mayor para cuidar los hábitos de un/a hijo/a en sus primeros años (si es que no había más que suficientes).
Por tanto, quien vaya a ser padre o madre debería, bajo la luz de estos resultados, intentar mejorar su propia salud antes y/o durante los primeros meses del embarazo (como muy tarde) por el bien del futuro neonato. No hacerlo, es empezar a hacer su vida un poquito más difícil; no empezar desde cero, sino quizás desde -20 (en una escala de 100)…pero tampoco supone una excusa para justificar la falta de educación en hábitos saludables para que sean sanos, inteligentes y felices.
Fuentes
- Fields, R.D. (2008) White Matter Matters. Scientific American, 298: 42-49.
- Ou, X., Thakali, K. M., Shankar, K., Andres, A., & Badger, T. M. (2015). Maternal adiposity negatively influences infant brain white matter development. Obesity, 23(5), 1047-1054.
- Rodriguez, A. (2010). Maternal pre‐pregnancy obesity and risk for inattention and negative emotionality in children. Journal of Child Psychology and Psychiatry, 51(2), 134-143.
Sustancia blanca del cerebro - 100%
Déficit de atención - 100%
Retraso de madurez intelectual - 100%
Prediciendo la obesidad infantil - 100%
100%