Comer mejor no es tarea sencilla, pero desde HSN te vamos a indicar algunos consejos para que pongas en práctica y consigas mayor beneficio
El cómo comemos está condicionado por un compendio de factores que, valga la redundancia, son difícilmente modificables. Difícilmente, pero no imposible.
Hablo de:
- Educación (cómo te han enseñado a comer),
- Conocimientos (qué creo que es saludable o apropiado),
- Posibilidades (qué me permite comprar mi renta),
- Tiempo (qué me da tiempo a comprar y cocinar),
- Sociedad (cuál es la forma de comer en mi sociedad),
- Hábitos (adquiridos a lo largo de años), o
- Condicionantes psicosociales (como puede ser la ansiedad o depresión, que condicionan mucho el hecho de comer).
No obstante, la misión de los profesionales sanitarios es la de aportar herramientas para facilitar comer mejor a la población posible dentro de su rango de posibilidades.
Índice
1. El acto de comprar marca la diferencia
El comer mal o comer bien siempre comienza en el establecimiento comercial
Allí tomamos, en pocos minutos, cientos de decisiones.
Lo peor: la mayoría son inconscientes.
El punto clave aquí es la planificación. Tener una lista de la compra previamente reflexionada no te va a impedir comprar alimentos poco saludables, pero sin duda va a minimizar las probabilidades de que eso ocurra.
Como regla general a poner en práctica desarrollaría el hábito de no comprar nada sin lista de la compra. Es decir, eliminar la improvisación del acto de comprar.
De esta forma estaríamos eliminando de un plumazo gestos como:
- “Estas galletas le gustan a mi niño, las voy a coger. Total, está todo el día corriendo”
- La caja de Donetes a mitad de precio que te venden en caja
- La oferta de segunda unidad gratis en la cerveza de litro
Y muchísimas más…
Hay que entrar en un supermercado con la misma mentalidad de quien entra en una tienda: van a intentar que compres a toda costa. ¿Lo pillas? Perder el control es muy sencillo.
2. Reconocer lo que no es comida es crucial
Uno de los principales problemas es que nos alimentamos de productos y no de alimentos
Los niños han dejado de reconocer de dónde viene el pescado, la carne, el huevo o el pan. “Del supermercado”, te dirán.
Por muchas críticas que se pueda llevar (y las que le quedan) el movimiento “Realfooding” o Real Food (Comida Real) era bastante necesario. Estábamos llegando a un punto de confusión total en el que la población no sabía distinguir qué es comida y qué no lo es.
Por ello, pese a los mil matices que necesita el movimiento, es algo plenamente positivo para concienciar a la población no formada ni informada de qué es comida y qué son productos comestibles. Hay una diferencia abismal.
¿Y qué ha conseguido el movimiento Realfooding? Una palabra: educar
Al fin y al cabo hablamos de educación nutricional. Algo que no hacen en las escuelas de primaria ni secundaria. Algo que se dejó de hacer hace tiempo en las cocinas de las casas.
3. La pregunta clave: ¿por qué como?
Si conseguimos responder de forma fehaciente esta pregunta tenemos mucho ganado
Pero no es fácil. Se necesita introspección. Análisis pormenorizado de tus sensaciones. Dejar de escuchar por un minuto tu cabeza y sentir. La gente no sabe cómo se siente.
La gente actúa en base a cómo se siente, pero no sabe cómo se siente.
Casi cualquier emoción “negativa” puede inducirte a comer. La comida es la droga socialmente más aceptada. Mucho más que el alcohol. Mucho más que el tabaco. Mucho más que cualquier otra. En niños, es la única “droga” aceptada.
Puedes comer por…
- Aburrimiento.
- Miedo.
- Cansancio.
- Gula.
- Tristeza.
- Despecho.
- Encontrar un ápice de placer en tu vida.
- Soledad.
Por mil situaciones diferentes…
El darse cuenta de ello es el reto. El generar conciencia es el reto.
4. Establece límites claros, factibles y no asfixiantes
Establece reglas en tu vida, “gamifícala” hasta cierto punto
Esto puede ser un arma de doble filo, y en grupos de población sensibles (que suelen ser lo que ya comen bastante bien) puede generar conductas “asfixiantes”. Pero si tienes sentido común puede ser una herramienta útil.
Algunos ejemplos de límites podrían ser:
- Máximo una salida a comer fuera por semana
- Máximo 2 cervezas semanales (si vengo de tomar 5), o 1 (si vengo de tomar 3).
- No más de 48 horas seguidas sin entrenar al menos 30 minutos
- No más de 90 minutos sentado
Y huelga decir, que en cada casa y en cada persona, las recomendaciones serán (MUY) diferentes. Busca la forma de gamificar tu día a día. Conforme vayas cumpliendo con tus metas autoimpuestas te estarás diciendo un mensaje muy importante:
“Puedes hacer lo que te propones”
Y esto genera confianza
5. Pon más conciencia en el acto de comer
Derivado de los puntos anteriores, especialmente del tercero, tenemos aquí la recomendación directa de ser más conscientes antes, durante e incluso después del acto de comer
- ¿Qué es incrementar la conciencia?
- ¿Tengo que convertirme en un monje budista?
- ¿Tengo que rezarle a un mandala?
No.
Yo lo veo así. El acto de comer es un acto sagrado. No tienes que promulgar ninguna religión para darte cuenta de ello. Es un acto sagrado por lo que implica: te permite mantenerte con vida y saludable. Por los que no pueden disfrutarlo a menudo.
Porque necesariamente refleja el trabajo de muchas personas (¿te has parado a pensar cuánta gente se necesita para que tu tengas un plato de comida en tu mesa todos los días? – Pescadores, agricultores, ganaderos, transportistas, vendedores, etc.).
Pero sobre todo, porque de tus decisiones alimentarias diarias depende en gran medida tu salud
Incrementa tu conciencia durante la comida. Mantente presente y en contacto contigo mismo. Evita distracciones. Evita móviles. Evita televisión.
Conclusiones
Comer mejor no depende únicamente del individuo y de sus decisiones
Condicionantes políticos, sociales e incluso geográficos han contribuido y seguirán contribuyendo a que la gente coma mejor o peor.
Si por un momento dejamos de lado estos condicionantes, no modificables a corto plazo (pero sí a medio o largo plazo) y nos centramos en el día a día, en lo que podemos hacer en nuestras casas y supermercados a diario, sí que hay acciones que tomar.
Nos leemos en el siguiente post. ¡A seguir empoderando!
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