Hoy analizamos un bienintencionado movimiento que ha ganado mucha fuerza en los últimos años: el “Intuitive Eating” o comer por intuición.
Índice
¿Cómo surge el Intuitive Eating?
Dicho movimiento, corriente o “acercamiento nutricional” fue gestado por dos nutricionistas, Evelyn Tribole y Elyse Resch, allá por el año 1995, por lo que no es precisamente nuevo.
El “Intuitive eating” (IE a partir de ahora) nace como una respuesta contundente y contraria al dogma imperante en aquel momento (y presente todavía):
“…si quieres adelgazar, tienes que estar a dieta…”
Problemas de Estar a Dieta
Las consecuencias fisiológicas de este estado, que no le desearía ni a mi peor enemigo (estar a dieta), no son banales.
Hemos discutido en artículos previos como una restricción de energía crónica conllevaba cambios fisiológicos que sobrecompensaban de alguna forma la pérdida de peso conseguida y facilitaban la reganancia ponderal (ver post sobre efecto rebote).
Una restricción voluntaria y permanente sólo genera conductas de culpabilidad ante las transgresiones y baja autoestima por no conseguir el objetivo.
A nivel psicológico, la repercusión de estar a dieta es igualmente notoria.
¿Cuáles son los principios del Intuitive Eating?
Recojamos ahora los pilares de este movimiento, haciendo una breve reseña crítica de cada uno de ellos.
Privarse mentalmente de uno o varios alimentos puede tener justo el efecto contrario: comer más y de forma compulsiva.
Estoy totalmente de acuerdo.
Cuando mi padre me prohibía una película o un juguete porque no era adecuado para mi edad, mi mente luchaba por conseguirlo a toda costa. Algo parecido pasa con la dieta. Cuanta más prohibición recae sobre un alimento, más lo deseamos.
La privación suele preceder al atracón. Sigamos…
Es esencial escuchar las “sensaciones internas” y hacerles caso
Bien y mal.
Me explico. Es cierto que evolutivamente nuestros mecanismos orexígenos-anorexígenos han evolucionado para darnos inputs más o menos precisos que nos permitan sensar nuestro “estatus energético” y saber cuándo debemos parar de comer.
Ninguno de nuestros ancestros contaba calorías. No lo necesitaba.
El problema es que en las últimas décadas, nos hemos cargado esa maquinaria milenaria y la hemos hecho menos precisa:
- Alimentos hiperpalatables,
- Estrés crónico,
- Cronodisrupción y disruptores endocrinos.
Toda esta suma de factores ha hecho que esas “señales internas” sean menos confiables.
Esto es más verídico cuanto más nos alejemos de la “salud”.
Una persona obesa no puede confiar en sus “señales internas” porque existen alteraciones fisiopatológicas a nivel de péptidos hipotalámicos, incretinas y adipoquinas que hacen que esas señales estén sesgadas y que el input “saciedad” no ocurra cuando tiene que ocurrir.
Eliminar el “ruido” que impide escuchar estas señales
Con esto se refieren a identificar aquellas emociones y sentimientos que se generan “ruido” y enmascaran la “señal”:
- Siendo la señal la sensación certera de hambre o saciedad; y
- el ruido todos los obstáculos que nos distorsionan la señal (soledad, tristeza, aburrimiento, rabia, etc.).
No me parece mala opción ya que aboga por un viaje exploratorio e introspectivo muy cercano a lo que supone el “mindfulness” u otros acercamientos cognitivo conductuales.
Eliminar juicios propios y sentimientos de culpabilidad por haber comido esto o lo otro
Subscribo este punto en su totalidad.
Uno de los “efectos secundarios” de la privación crónica es que, cuando el pecado ocurre (porque siempre ocurre) casi invariablemente nace un sentimiento de culpabilidad que a corto plazo puede parecer inocuo, pero que a la larga genera profundas cicatrices.
La sensación de “fracaso” por no “haberme podido contener”. De culpa. De rabia para con uno mismo.
Alejarse de la mentalidad de “estar a dieta”
Creo que también es un acierto.
Esa mentalidad de “privación” y “restricción” no aporta demasiado y resta mucha calidad de vida.
- «Doctor, qué alegría, he perdido 3 kg de peso». «¡Estoy muy conten@!»
- «Doctor, no como de nada y sólo he perdido 3 kg de peso». «¡Estoy desesperad@!»
Tristemente, la segunda es infinitamente más frecuente que la primera, y es debido a esa mentalidad de “estar encarcelado en tu dieta”.
«…Perder la libertad respecto a lo que queremos comer pasa factura…»
Y, aunque finalmente se consiga el objetivo de peso deseado, no suele quedar un sentimiento de satisfacción en los pacientes porque el sacrificio necesitado ha sobrepasado en mucho al beneficio conseguido.
Alejar el foco de las “calorías quemadas” durante el ejercicio y centrarnos en el efecto positivo que este ejerce sobre tu fisiología
Quizás este sea uno de los puntos más necesarios de esta corriente.
Siempre lo digo: el ejercicio no es una forma de “quemar calorías”:
- El que sea considerado así por mucha gente a día de hoy es uno de los mayores enemigos del ejercicio físico.
- El ejercicio es algo que hay que hacer para estar sano. Un medicamento de toma obligatoria. Punto.
Por tanto, el que esta corriente nos aleje de considerar el ejercicio como un “fat burner” es todo un acierto.
Conclusiones: pros y contras
- Tiene muchos puntos fuertes y bien hecho puede mejorar la calidad de vida.
- Ser menos perfeccionistas y más flexibles.
- Escuchar nuestras sensaciones fisiológicas de “hambre y saciedad”.
- No vivir bajo la mentalidad del “puedo comer esto” y “no debo comer esto”.
Todo eso está genial. Y en una persona sana puede funcionar de lujo…
Incrementar la introspección, estar más presente a la hora de comer, no juzgar tanto las decisiones alimentarias y ser más flexible y menos juicioso son cambios totalmente positivos. Pero pensar que la epidemia de obesidad se va a solucionar “comiendo de forma intuitiva” o “escuchando las señales internas” dista mucho de ser realista.
Y hasta que ese entorno no cambie, estaremos dándonos cabezazos contra la pared…
Nos vemos en el próximo post. ¡A seguir empoderando!
PD: os dejo algunos artículos interesantes sobre Intuitive Eating 🙂
Fuentes Bibliográficas
- Herbert BM, Blechert J, Hautzinger M, Matthias E, Herbert C. Intuitive eating is associated with interoceptive sensitivity. Effects on body mass index. Appetite. 2013;
- Anderson LM, Reilly EE, Schaumberg K, Dmochowski S, Anderson DA. Contributions of mindful eating, intuitive eating, and restraint to BMI, disordered eating, and meal consumption in college students. Eat Weight Disord. 2016;
- Van Dyke N, Drinkwater EJ. Review Article Relationships between intuitive eating and health indicators: Literature review. Public Health Nutrition. 2014.
- Warren JM, Smith N, Ashwell M. A structured literature review on the role of mindfulness, mindful eating and intuitive eating in changing eating behaviours: Effectiveness and associated potential mechanisms. Nutrition Research Reviews. 2017.
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