Hoy hablamos de otros factores que están siendo considerados como potenciales moduladores de la esperanza de vida en humanos
Precisamente, en el post anterior, analizamos el papel que las proteínas y grasas pudieran tener en cuanto a incrementar la longevidad de nuestra especie y prevenir la enfermedad.
Índice
Carga glucémica: cuanto más gordo, peor
El índice glucémico o carga glucémica se relacionan directamente con la incidencia de enfermedad cardiovascular y por lo tanto, con la esperanza de vida
Ha sido muy interesante el viraje que ha tomado “el culpable” tanto de la enfermedad cardiovascular, como en el ámbito de composición corporal de las grasas a los carbohidratos.
Claro está, que dentro del grupo de los carbohidratos, los más preocupantes son aquellos que aportan una carga glucémica elevada, como concluyen meta-análisis como éste con 220050 pacientes y 4826 casos incidentes de enfermedad cardiovascular (1).
¿Aun piensas que todos los alimentos son iguales?
Dos factores tenemos que analizar en cuanto a carga glucémica y mortalidad
El primero de ello es que las mujeres salen peor paradas, probablemente porque la disminución de HDL y el incremento de triglicéridos ante una ingesta de carbohidratos simples es mayor en la mujer que en los hombres (2).
Y el segundo factor, incluso después de ajustar por todos los potenciales factores confusores, la ingesta de carbohidratos simples es más deletérea en personas son sobrepeso y obesidad que en sanos, constituyéndose el IMC como factor modificador de ese “efecto deletéreo” de los carbohidratos simples.
Procesados: Siempre malos
Este estudio de cohortes de medio millón de personas de entre 50 y 71 años lo deja meridianamente claro: hombres y mujeres en el quintil más alto de consumo de carne roja y procesada tienen mayor riesgo de mortalidad general, cardiovascular y por cáncer (4)
Algo que confirman trabajos recientes sobre el consumo de ultraprocesados en cohortes españolas (5)
Uno de los elementos clave en las poblaciones centenarias es precisamente éste: comen productos locales de temporada.
¡Grábatelo a fuego!
Precisamente, la industria, se aprovecha de ésta coyuntura maquiavélica para vendernos la basura procesada, aunque si buscamos aumentar nuestra esperanza de vida, un buen paso sería: ¡decir que NO estos productos!
Índice inflamatorio bajo
La inflamación sistémica es uno de los factores de riesgo más importantes en la enfermedad cardiovascular y por lo tanto es de esperar que comprometa la esperanza de vida
Un alto consumo de vegetales, frutas, cereales enteros, frutos secos, aceites saludables, pescado azul y compuestos bioactivos como los polifenoles, se asocian a un entorno antiinflamatorio (6).
Existe un score de la capacidad inflamatoria de una dieta llamado Dietary Inflammatory Index (DII) que se basa en 45 parámetros, como el contenido total de energía, de micronutrientes o de compuestos bioactivos (7).
En un meta-análisis de 9 estudios prospectivos con más de 135.000 pacientes, el DII más elevado se asociaba con mayor riesgo de mortalidad por cualquier causa (7,8).
Alta ingesta de carbohidratos y menor riesgo de enfermedad
Nos da que pensar el siguiente hecho:
Los Tsimane, una población boliviana con una gran carga inflamatoria de origen infeccioso y niveles de PCR ultrasensible >3 mg/dL en más de la mitad de la población, tienen los niveles de enfermedad coronaria más bajos registrados hasta la fecha.
Sus macros son: 14% proteína, 14% grasa y 72% carbohidratos (procedentes de vegetales)(9).
Para pensar….
Qué nos dicen los centenarios
Hay regiones del globo que parecen tocadas por la mano de Dios: sitios donde el porcentaje de centenarios es extremadamente alto en comparación con otras regiones
¿Qué tienen de diferentes? ¿Se pueden aislar sus condiciones, meterlas en una pastilla y venderlas a precio de oro? ¿por qué es tan elevada su esperanza de vida aunque parezca contradictorio por las circunstancias…?
Eso es lo que en Occidente nos preguntamos continuamente.
Hablamos de lugares como: Okinawa (Japón), Loma Linda (California), Calabria y Sardinia (Italia), la península de Nicoya (Costa Rica) e Ikaria (Grecia).
Vemos que geográficamente no tienen nada que ver, pero si tienen un patrón de estilo de vida que se resumiría en lo siguiente (10):
- Su dieta es basada en vegetales e incluye porciones infrecuentes de pescado, carne y frutos secos
- Bajo contenido de productos de origen animal y ácidos grasos saturados y trans
- Ricas en carbohidratos complejos derivados de fuentes vegetales (cereales enteros, legumbres, raíces, algún tubérculo)
- Bajo consumo de azúcar
- Consumo de 2-3 comidas y una ingesta frugal antes de caer la noche
- Por lo tanto comen en horas de luz
- Consumo de productos de temporada y locales (fuera procesados)
- Elevada actividad física (no tanto ejercicio físico)
- Lazos sociofamiliares estrechos
- Uso muy limitado de la tecnología
- Sentido de la espiritualidad y conexión muy afianzado
- Descanso correcto y bajos niveles de estrés crónico
Conclusiones sobre la Esperanza de Vida y Factores que Influyen
¿Podemos trasladar un estilo de vida como el de las zonas azules a España, Winsconsin o Tokyo?
Difícilmente.
Justo el hecho de que se trata de un estilo de vida y no de factores aislados hace que el epifenómeno naciente: “longevidad”, no sea candidato a convertirse en una píldora que pueda vender una industria farmacéutica a precio de oro.
Lo que deberíamos hacer, no obstante, es aprender de ellos, analizar con fascinación a la biología humana optimizada
Ver como estilos de vida saludables, a lo largo de los años, han dejado una impronta genética y generado una inercia saludable en estas poblaciones.
¿Estamos diseñados para vivir más de 100 años?
La respuesta es sí.
Fuentes Bibliográficas
- Dong JY, Zhang YH, Wang P, Qin LQ. Meta-analysis of dietary glycemic load and glycemic index in relation to risk of coronary heart disease. Am J Cardiol. 2012;
- Knopp RH, Paramsothy P, Retzlaff BM, Fish B, Walden C, Dowdy A, et al. Gender differences in lipoprotein metabolism and dietary response: basis in hormonal differences and implications for cardiovascular disease. Curr Atheroscler Rep [Internet]. 2005 Nov [cited 2019 Jul 11];7(6):472–9.
- Bhupathiraju SN, Tobias DK, Malik VS, Pan A, Hruby A, Manson JE, et al. Glycemic index, glycemic load, and risk of type 2 diabetes: Results from 3 large US cohorts and an updated meta-analysis. Am J Clin Nutr. 2014;
- Sinha R, Cross AJ, Graubard BI, Leitzmann MF, Schatzkin A. Meat intake and mortality: A prospective study of over half a million people. Arch Intern Med. 2009;
- De Deus Mendonça R, Pimenta AM, Gea A, De La Fuente-Arrillaga C, Martinez-Gonzalez MA, Lopes ACS, et al. Ultraprocessed food consumption and risk of overweight and obesity: The University of Navarra Follow-Up (SUN) cohort study. Am J Clin Nutr. 2016;
- Medina-Remón A, Casas R, Tressserra-Rimbau A, Ros E, Martínez-González MA, Fitó M, et al. Polyphenol intake from a Mediterranean diet decreases inflammatory biomarkers related to atherosclerosis: a substudy of the PREDIMED trial. British Journal of Clinical Pharmacology. 2017.
- Shivappa N, Steck SE, Hurley TG, Hussey JR, Hébert JR. Designing and developing a literature-derived, population-based dietary inflammatory index. Public Health Nutr. 2014;
- Palmer SC, Maggo JK, Campbell KL, Craig JC, Johnson DW, Sutanto B, et al. Dietary interventions for adults with chronic kidney disease. Cochrane Database Syst Rev [Internet]. 2017 Apr 23 [cited 2017 Oct 4];4:CD011998.
- Kaplan H, Thompson RC, Trumble BC, Wann LS, Allam AH, Beheim B, et al. Coronary atherosclerosis in indigenous South American Tsimane: a cross-sectional cohort study. Lancet. 2017;
- Buettner D, Skemp S. Blue Zones: Lessons From the World’s Longest Lived. American Journal of Lifestyle Medicine. 2016.
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Investigaciones - 100%
Reducir carga glucémica - 100%
Evitar procesados - 100%
Consumo de vegetales, pescado, carne y frutos secos - 100%
Mayor actividad física - 100%
100%