En el post de hoy analizaremos y reaccionaremos a un artículo de opinión llamado: “Por qué no deberías hacer deporte intenso en tiempos de Covid”. Trataremos el tema de los riesgos del ejercicio de alta intensidad.
El artículo comienza alertándonos de las posibles secuelas sobre el sistema cardiovascular que el famoso virus puede traernos.
Se afirma directamente que:
“El coronavirus puede dejar daños en el miocardio incluso en asintomáticos y quienes lo pasan de forma leve”.
Bien, esto es una afirmación muy matizable, como posteriormente veremos.
Después veremos los matices.
La alerta de la que hablamos viene de la mano de la Sociedad Española de Medicina del Deporte (SEMED), cuyo presidente, Pedro Manonelles, nos deleitó hace unas semanas con un comunicado que decía así:
«Si no toleras la mascarilla en el gimnasio, pues no hagas deporte. La seguridad es lo primero».
Como si no se pudiera (y debiera) hacer ejercicio al aire libre o en tu propia casa.
Parece que la SEMED defiende regular el ejercicio físico como elemento CLAVE (en mayúsculas) en el mantenimiento de buenas condiciones de salud en la población, así como en la prevención de enfermedades. Y más si cabe en el contexto tan dramático que nos toca vivir en la actualidad.
Quién lo diría…
El artículo continúa con algunos fragmentos en los que se mezclan varios conceptos:
«La recomendación es tan clara como difícil de compatibilizar a veces con los hábitos de miles de aficionados a la práctica deportiva con planes de entrenamiento exigente y la costumbre de llevar el cuerpo al límite, por ejemplo, corriendo o nadando largas distancias casi como si fueran profesionales».
Índice
¿Qué es el ejercicio de alta intensidad?
Podríamos definir el ejercicio de alta intensidad, como aquel que se desempeña por encima del 80% de nuestra FC máxima o bien en una escala del 1 al 10 de esfuerzo percibido, por encima de 8 puntos.
- ¿Se refiere únicamente al HIFT o entrenamiento funcional de alta intensidad?
- ¿Acaso en deportes colectivos no se alcanzan picos de intensidad elevados?
- ¿A qué nos referimos?
Como veremos después, si no queda clara esta cuestión mucha gente se alejará conscientemente de cualquier sensación de “intensidad” durante la práctica deportiva, lo cual puede ser identificado por muchos como percibir su propia frecuencia cardiaca, por ejemplo.
Los matices son importantes.
La intensidad como variable del entrenamiento es totalmente subjetiva.
Por lo tanto, ya tenemos un problema en la definición de “ejercicio intenso”, si bien como dejaba caer, podemos ver por dónde van los tiros y lo que quiere decir el autor (evitar la extenuación física total).
Continúan con afirmaciones que no reflejan de forma fiel la (escasa) evidencia científica actual sobre el asunto:
«Pruebas realizadas con personas que han pasado la Covid-19 de forma asintomática o con síntomas leves, muestran que en algunos casos el miocardio, el músculo cardíaco, ha sufrido por culpa del temido virus.»
En dicho texto (muy aclaratorio) se pueden concluir los siguientes puntos clave:
- La tormenta de citoquinas que ocurre en aquellos pacientes que pasan la COVID-19 de forma sintomática afecta al músculo cardiaco de manera similar a como lo haría una sepsis o una cardiomiopatía de estrés (Tako-Tsubo).
- La COVID-19 puede infectar las células miocárdicas y producir una miocarditis con una histología en la que abundan células inflamatorias (linfocitos), daño muscular agudo y fibrosis residual, todo lo cual incrementa la vulnerabilidad de arritmias ventriculares malignas.
- El daño miocárdico por la COVID-19 en aquellos que son muy sintomáticos tiene una prevalencia del 28%, pero deja claro el artículo que la implicación y prevalencia entre los asintomáticos o levemente sintomáticos es totalmente desconocida.
Por lo tanto, la afirmación anterior:
«Pruebas realizadas con personas que han pasado la Covid-19 de forma asintomática o con síntomas leves, muestran que en algunos casos el miocardio, el músculo cardíaco, ha sufrido por culpa del temido virus.»
- También es desconocida la incidencia de la inflamación miocárdica (miocarditis) silente que queda de forma residual tras la resolución de los síntomas de la COVID-19 y que podría afectar negativamente a aquellos atletas que hayan pasado la enfermedad y vuelvan a su actividad deportiva habitual.
¿Puedo hacer deporte si he pasado la enfermedad?
En terminos generales la respuesta es sí.
No obstante, el curso de acción más responsable dependerá, no de si has pasado la enfermedd, sino de cómo la has pasado:
- Si has sido asintomático o sólo tenido síntomas leves, el monitorizar la posible aparición de síntomas una vez retomada la práctica deportiva junto a una progresividad en dicha vuelta a la actividad, deberías er suficiente.
- Si has pasado la enfermedad de forma más sintomática o incluso hospitalizado, lo más prudente es someterte a un examen cardiológico con las pruebas que se mencionan en el post.
El panel de pruebas que recomiendan se resumiría en lo siguiente:
- Si eres un atleta profesional o amateur y has pasado la infección de forma asintomática tienes que estar atento a nuevos síntomas que puedan reflejar una miopericarditis relacionada con la COVID, como dolor precordial u opresión.
- Si has pasado la enfermedad de forma sintomática pero leve (no hospitalizado), habría que hacer un ECG y seguir la misma dinámica que en el punto anterior (monitorización de síntomas y otras pruebas si el ECG está alterado).
- Si has estado ingresado por COVID, antes de retomar la práctica deportiva, sería importante hacer una evaluación cardiológica completa que incluya marcadores de daño miocárdico (troponinas, NT-proBNP), ECG, prueba de esfuerzo, ecocardiograma e incluso un Holter.
El deporte, aliado contra la COVID-19
Después hablan de algo que se está escuchando mucho estos días:
«El ejercicio físico intenso debilita el sistema inmunológico durante horas o días mientras que el ejercicio físico moderado lo fortalece».
La teoría de la «inmunosupresión transitoria» tras el ejercicio físico intenso (en el llamado periodo ventana) sigue siendo eso mismo, una teoría.
La Doctoranda Jessica Bonet añade:
«Hacer un ejercicio de alta intensidad ahora para la población en general no tiene mucho sentido, el objetivo de la alta intensidad es porque tenemos una competición cerca”.
Afirmación con la que no estoy del todo de acuerdo: Las razones para hacer ejercicio físico de alta intensidad son muchas, y el prepararse para una prueba o competición es sólo una de ellas.
Entrenamiento de fuerza.
- Uno puede hacer ejercicio de alta intensidad para mejorar su salud (y con suficiente evidencia científica respaldando esto);
- Por la costo-eficiencia en términos de consumo de tiempo (el ejercicio físico de alta intensidad, como el HIIT, consume mucho menos tiempo en general);
- Porque así lo requiera su modalidad deportiva (¿acaso en los deportes colectivos no se alcanzan picos de intensidad elevados?);
- O simplemente porque sea la única forma de hacer deporte que le enganche y genere adherencia (¿tiene el crossfitter veterano que ponerse a correr o a hacer elíptica?).
Recomendación de Expertos
Podemos terminar este análisis recordando al lector cómo el ejercicio físico regular puede alejarnos de escenarios indeseables, con pandemia o sin ella:
- La capacidad cardiorrespiratoria (fitness cardiorrespiratorio) es un factor protector frente a la gran mayoría de enfermedades respiratorias.
- El ejercicio es la polipíldora más efectiva contra factores de riesgo clarísimos y más que demostrados: Obesidad, DMT2, Hipertensión arterial o EPOC.
- Y no olvidemos los beneficios sobre la salud mental de una población bastante afectada ya en este área tan poco mencionada.
¡El ejercicio es SALUD!
Conclusiones
No llegues a la extenuación, no es el momento de pisar el acelerador.
Todos los médicos intentamos poner en práctica el principio de precaución con nuestros pacientes, y a este respecto estoy de acuerdo con el mensaje general que se quiere dar: si no estás preparado ni tienes una condición física adecuada evita llevar tu cuerpo al límite.
El problema (y la crítica principal que he tratado de hacer) es que un mensaje tan generalista (no hagas ejercicio intenso) puede:
- Generar miedo en la población general hacia la práctica deportiva, cuando ésta es parte de la solución, no del problema.
- Crear otra excusa más (por si tuviéramos pocas) para no hacer ejercicio físico. Recordemos que el 60% de la población es sedentaria.
Tenemos que dejar de ver esto como un problema a corto plazo.
- ¿Durante cuánto tiempo estarán vigentes estas directrices?
- ¿Acaso cuando estemos todos vacunados se eliminará el riesgo?
- ¿Cuánto tiempo puede ocurrir hasta que la gran mayoría de la población esté vacunada?
- ¿Somos conscientes que estas directrices empeoran en la población aquellos factores de riesgo que nos hacen más vulnerables a la infección?
Fuentes
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Matización sobre el artículo - 100%
Descripción del ejercicio de alta intensidad - 100%
Cómo afecta la enfermedad habiéndola pasado - 100%
Opinión del experto - 100%
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