¿Qué relación guardan las proteínas con la esperanza de vida? Conoce algunas estrategias para ser más longevos o conocer cómo optimizar la biología humana.
El modus operandi de la Medicina ha estado claro hasta ahora. Encontrar un problema, solucionarlo y devolver al individuo a su situación basal. Esta es la forma directa de hacer Medicina. La que todos conocemos.
Le debemos mucho a esta “Medicina”, es la responsable de poder curar un cáncer o una fractura de fémur. Pero hay otra Medicina más incipiente aunque a la vez bastante antigua. Es una Medicina que busca optimizar la salud sin necesariamente partir de un estado de enfermedad.
Investigadores como Valter Longo (1) y su equipo están abriendo senderos que hasta ahora no han sido caminados. Intentan establecer cuáles son las estrategias que promueven la longevidad en el ser humano.
Por supuesto, la Medicina moderna contribuye a ello de forma indirecta mediante el abordaje de los factores de riesgo. Es por lo que los médicos perdemos (o ganamos, depende cómo se mire) mucho tiempo todos los días intentando que los pacientes se alejen del alcohol, tabaco o sedentarismo.
Vamos a darle un par de vueltas al asunto
Índice
Papel de las Proteínas en la Longevidad
Algo que llama poderosamente la atención cuando uno se dispone a revisar el tema son las recomendaciones de proteínas
La tendencia en los últimos años es ser más permisivos y generosos con las recomendaciones de proteína. Vivimos en una sociedad sarcopénica y obesa. Para un gran sector de la población incrementar la ingesta de proteínas mientras se disminuyen carbohidratos o grasas es un buen cambio y consigue mejorar los factores de riesgo cardiovascular y metabólicos a corto y medio plazo.
El problema surge cuando analizamos las dietas de poblaciones con un alto número de personas centenarias y los grandes estudios epidemiológicos
Pero que no cunda el pánico. Lo explico, ¿entonces, los estudios que reemplazan carbohidratos por proteína están mal?
Aquí hay que aclarar varias cosas:
Bajo consumo de proteínas pasada una edad
Primero, ese aumento de mortalidad al incrementar la cantidad de proteína se aplana cuando los sujetos pasan los 65 años de edad, o en otras palabras, llegada una edad un consumo de proteína bajo aumenta claramente la mortalidad y fragilidad (2).
De hecho, los individuos que consumen una dieta baja en proteínas y pasan esta edad no sólo tienen mayor riesgo de mortalidad total, también de mortalidad relacionada con cáncer en comparación con individuos que llevan un programa dietético normo o hiperproteico.
Papel de la hormona hormona IGF-1
Segundo, la hipótesis más extendida que justifica la relación proteína-supervivencia se basa en un entorno hormonal anabólico liderado por la hormona IGF-1 que, manteniendo sus niveles altos durante muchos años, promovería el crecimiento celular (más incidencia de cáncer) y disminuiría la supervivencia.
Curiosamente, uno de los principales cambios positivos que se producen en una intervención basada en ayuno intermitente o fasting mimicking diets es la disminución de este IGF-1, por lo que pudiéramos estar ante la herramienta conciliadora entre nuestra querida proteína y el riesgo de mortalidad.
Además de la IGF-1, el aminoácido esencial metionina también está en tela de juicio, y una ingesta muy exacerbada del mismo podría explicar los efectos deletéreos de ingerir mucha proteína de origen animal (3).
Poblaciones centenarias
Tercero, sí, las poblaciones centenarias y su estudio molan mucho. Si bien nos tenemos que hacer una pregunta fundamental: ¿son comparables a nosotros, es decir, a un estilo de vida occidental?.
Haré varios apuntes que creo que contestan la pregunta:
- Pocos atletas entre las poblaciones centenarias: Eso sí, una actividad física muy elevada. Si pusiéramos fitness trackers a estas personas pasarían fácilmente los 20.000 pasos todos los días. Sabemos que el ejercicio físico y daño muscular asociado implica mayores necesidades proteicas.
- Niveles de inflamación mucho más bajos entre los centenarios: Lo que implica menor catabolismo proteico y menor resistencia anabólica.
- Sistema digestivo mucho más saludable: Uno de los aspectos en los que no nos paramos a pensar muchas veces es en nuestro aparato digestivo y la capacidad de asimilar los macronutrientes que le aportamos. ¿Creéis que 1,8 gramos de proteína por kg de peso corporal son siempre 1,8 gramos de proteínas?
- Niveles de Obesidad y Sobrepeso nulos: Uno de los motivos por los que poblacionalmente hemos incrementado el contenido en proteínas es porque es útil hacerlo para conseguir disminuir % de grasa corporal y por lo tanto ayudar a personas con sobrepeso y Obesidad.
Las poblaciones centenarias no tienen esta justificación. Simplemente, no necesitan más proteína
Reemplazo de ácidos grasos saturados por insaturados
Los grandes estudios epidemiológicos también nos dejan claro que reemplazar los ácidos grasos saturados por poli y monoinsaturados (MUFA y PUFAs) es beneficioso desde el punto de vista cardiovascular
No obstante, sigue estando bastante en duda el que los ácidos grasos saturados por sí mismo sean negativos para nuestra salud.
Más bien, parece tratarse de un beneficio añadido de los MUFAs y PUFAs sobre la salud cardiovascular: probablemente fluidificando membranas, mejorando el comportamiento intracelular, y disminuyendo cascadas inflamatorias.
No echar la culpa a un macronutriente
El atacar un macronutriente específico o sub-macronutriente, como es el caso de los ácidos grasos saturados no tiene demasiado sentido.
En cambio, deberíamos hacer una compilación de hallazgos:
- preclínicos (animales),
- epidemiológicos (poblaciones),
- clínicos (pacientes) y
- poblaciones centenarias (los que ya lo han logrado)
para poder sacar conclusiones más o menos interesantes sobre cuáles son los factores que afectan la longevidad.
Conclusiones
La proteína puede aportarte funcionalidad y calidad de vida, pero un exceso se relaciona con menor esperanza de vida
Donde las dietas basadas en vegetales, normo o hipoproteicas las que más se relacionan con una esperanza de vida elevada.
Por ejemplo, pese a que las dietas plant-based y altas en carbohidratos suelen ser las mejores paradas en cuanto a supervivencia, el estudio epidemiológico “Health Professionals Follow-up Study” (4) que siguió a 44548 varones durante hasta 20 años determinó que las dietas low carb basadas en vegetales mostraban la menor mortalidad total y cardiovascular en los pacientes estudiados.
Entonces, ¿no estaremos hablando de la calidad de los alimentos como factor clave? ¿es igual una dieta hiperproteica basada en carne roja y procesada que basada en sardinas, salmón salvaje y legumbres?
La respuesta es no.
Fuentes Bibliográficas
- Brandhorst S, Longo VD. Dietary Restrictions and Nutrition in the Prevention and Treatment of Cardiovascular Disease. Circ Res. 2019;
- Levine ME, Suarez JA, Brandhorst S, Balasubramanian P, Cheng CW, Madia F, et al. Low protein intake is associated with a major reduction in IGF-1, cancer, and overall mortality in the 65 and younger but not older population. Cell Metab. 2014;
- Miller RA, Buehner G, Chang Y, Harper JM, Sigler R, Smith-Wheelock M. Methionine-deficient diet extends mouse lifespan, slows immune and lens aging, alters glucose, T4, IGF-I and insulin levels, and increases hepatocyte MIF levels and stress resistance. Aging Cell. 2005;
- Fung TT, van Dam RM, Hankinson SE, Stampfer M, Willett WC, Hu FB. Low-carbohydrate diets and all-cause and cause-specific mortality: two cohort studies. Ann Intern Med. 2010;
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